Limpieza de obra
A la hora de estrenar una vivienda, local comercial u oficina, así como cualquier espacio, independientemente de que se trate de una nueva construcción o de una rehabilitación o reforma, hay una labor ineludible y que hemos de abordar antes de volver a habitar dicho espacio: la limpieza de obra.
A diferencia de una limpieza rutinaria o incluso limpiezas en mayor profundidad de un espacio habitual, la limpieza de obra es una primera limpieza y añade algunas tareas más, derivadas de la retirada de algunos residuos de los propios materiales y procesos de construcción.
Antes de nada hemos de entender que realizar una limpieza en profundidad no es la tarea de los distintos profesionales que han intervenido en la construcción y reforma, y nos dejarán algunos “regalos” para que no nos aburramos antes de ocupar estos espacios. El carpintero nos dejará virutas y polvo, el alicatador nos dejará pegotes de cemento y yeso en el baño y cocina, el cristalero, silicona, y así un largo etcétera.
La limpieza tras una obra requiere de utensilios y productos determinados, seguir un proceso d trabajo ordenado y en algunos casos aplicar ciertas técnicas para las manchas y residuos más complicados de eliminar. En resumen, requiere un gran esfuerzo, tiempo y mucha paciencia.
¿Qué utensilios y materiales se necesitan para la limpieza de obra?
A modo ilustrativo necesitaremos este tipo de materiales, en algunos casos con variedades de tamaño, textura, composición, etc según la superficie a tratar: cubetas, cubos, fregonas, escurridores, esponjas, estropajos, rasquetas y espátulas, y raqueta limpiacristales. No olvidemos los elementos de protección como monos, guantes, gafas, botas, etc.
Por otra parte serán necesaria en algunos casos maquinaria especializada como: barredoras, fregadoras y pulidoras para el suelo, champuneadora para moquetas y textiles, así como máquinas de vapor y secadoras para rematar los procesos de limpieza.
Así mismo, deberemos aplicar ciertos productos químicos, ácidos y disolventes para retirar cemento, yeso, pegamentos, ceras, óxidos y otras manchas. En el caso de limpieza de cristales, es más que recomendable el uso de agua osmotizada, que evita la aparición rápida de brillos, característicos del uso de productos químicos. Todos estos productos deben utilizarse en las cantidades y proporciones indicadas y solo sobre el tipo de superficies para la que se han desarrollado.
¿En qué orden debe realizarse la limpieza de obra?
El tiempo es oro, y el esfuerzo que requiere una limpieza de obra, hace casi obligado seguir un protocolo y pasos muy específicos. De forma que una vez realizada la limpieza de una zona, el paso siguiente no vuelva a ensuciar dicha zona y arruine todo el trabajo realizado.
- Acumulaciones de yesos y cemento
- Polvo de techos y paredes
- Limpieza de manchas puntuales de cada tipo.
- Limpieza y comprobación de tuberías
- Restos de adhesivos de marca en sanitarios, fregaderos, cristales, etc.
- Interior de paneles, cajones y estantes en armarios, vestidores, despensas, cuartos de archivos o almacenes.
- Puntos de luz, enchufes e interruptores, con agua ionizada.
- Radiadores, y rejillas de ventilación y aire acondicionado y maquinarias de estos
- Marco de ventanas, persianas y alfeizar.
- Cristales
- Fregado de suelos y alicatados
- Enrejados de balcones, jardineras
- Por último recoger y llevar a la basura los restos de productos y materiales desechables, preferiblemente en un punto limpio en caso de que sean productos químicos, escombros, o alquilar un servicio de recogida específico.
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